CIRUGIA CALIBRE 22
CIRUGIA CALIBRE 22 George Smith, de Vancouver, Canadá, joven de diecinueve años con un cuerpo atlético y una mirada inteligente, saltó de la cama. Corrió al baño y se metió bajo la ducha. Se jabonó y se enjuagó a conciencia. Salió de la ducha y se lavó las manos escrupulosamente, poniendo atención especial a las uñas. Luego, durante el día, repitió la misma operación decenas de veces. Padecía de trastorno obsesivo-compulsivo. Veía microbios por todos lados. Se lavaba las manos hasta cien veces en un solo día. En un momento de negra depresión, se puso un rifle calibre 22 en la boca y disparó. Pero no murió. En vez de eso, el disparo lo curó del trastorno. «Es la primera vez en mi vida —dijo el doctor Leslie Solyom— que observo que alguien se sane de una neurosis disparándose un tiro a la cabeza.» He aquí el caso extraño de un joven que había sucumbido a la neurosis de la contaminación. Se imaginaba microbios en todas partes. Lo habían despedido del trabajo y no podía seguir estudiando. ...